Nuestra historia

Nuestra historia

Nuestras aceitunas provienen de Fundo Quitralmán, en la comuna de Mulchén, en la Región del Biobío, Chile. Esta tierra, con una larga tradición agrícola, está rodeada por el río Biobío, viñedos y huertos orgánicos. En este entorno privilegiado, cultivamos cuatro hectáreas de olivares cuidadosamente seleccionados por las condiciones únicas de su suelo y clima. Aquí crecen diversas variedades, cada una aportando su propio carácter y matices a nuestro aceite de oliva Drizzo, fruto de la armonía entre la naturaleza, el trabajo local y una auténtica pasión por la calidad.

El olivar se gestiona de forma natural y regenerativa, incorporando animales para controlar las malas hierbas y enriquecer el suelo, y evitando el uso de pesticidas. Nuestros olivos prosperan en un sistema de secano, nutridos únicamente por el agua de lluvia. Durante la vendimia, las aceitunas son recolectadas a mano por las comunidades locales y procesadas el mismo día para preservar su frescura y sus valiosos polifenoles. Tras un periodo de decantación natural de 100 días, el aceite se embotella y se distribuye, llevando a cada mesa un producto auténtico, fruto del respeto por la tierra y de un profundo compromiso con la excelencia.